Esta escena es la que en principio iba a hacer con un vaso de agua sobre la tierra, pero finalmente descarté lo del vaso porque era demasiado pequeño para poder mostrar con claridad lo que pretendía. Por ello, utilicé un tarro grande de cristal y en cuanto al fondo, al tener la posibilidad de poder hacerlo encima de una bañera llena de moho, probé el encuadre y me gustó mucho más.
En la escena todo comenzaba con el tarro lleno de agua limpia. Entre foto y foto se iba vaciando con la ayuda de una pajita para no mover ni un milímetro la posición del tarro. La cantidad de agua que quitaba era muy pequeña para evitar los saltos. Llegado a un punto (más o menos la mitad), empecé a echar gotitas de tinta de calamar que poco a poco, entre foto y foto iría tiñendo el agua mientras a la vez, el tarro seguía vaciándose. El problema que hubo aquí es que la tinta de calamar estaba muy espesa y había que removerla con la pajita para conseguir teñir el agua. Lo bueno de que fuese tinta de calamar es que no era tóxica, aunque su sabor junto con el agua no era muy recomendable.
El resultado:
226 fotografías - a 24 fotogramas/segundo - 9,41 segundos de vídeo
Los materiales utilizados fueron:
Alargadores para enchufar la cámara.
Cámara, trípode, pulsador de mano y tarro con agua.
Atrezo para ocultar los cables del alargador.
Pajitas, cuentagotas y tinta de calamar.