Se trata de su obra más conseguida para la Pathé y se titula El hotel eléctrico, realizada en 1908. Con 140 metros de longitud, supone la cumbre del procedimiento del paso de manivela, con el que se consigue dotar a los objetos de vida propia. En el mundo del progreso tecnológico, todo está automatizado en un hotel a la última, donde los cepillos peinan solos, los zapatos se atan sus cordones y todos los electrodomésticos de la suite trabajan por sí solos.
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